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Las heridas de la infancia son experiencias dolorosas, emocionales o traumáticas que pueden dejar cicatrices en nuestra psicología y bienestar emocional a lo largo de la vida.
Reconocer y sanar estas heridas es esencial para alcanzar un estado de salud mental y emocional óptimo.
¿Qué son las Heridas de la Infancia?
Las heridas de la infancia son heridas emocionales que se originan en nuestras experiencias durante los primeros años de vida. Pueden ser causadas por negligencia, abuso, falta de afecto, divorcio de los padres, bullying o cualquier otro evento traumático.
Estas heridas pueden tener un impacto duradero en nuestra autoestima, relaciones , decisiones y bienestar general.
Las 5 Heridas de la Infancia
Herida de abandono
Aparece sobre todo cuando nuestras figuras de cuidado principales, quienes tenían que querernos y darnos cariño, no estuvieron presentes, no nos apoyaban o incluso nos hacían daño. Estas carencias nos llevarán a necesitar con desesperación el afecto ajeno y a vincularnos con tendencias dependientes.
Herida de humillación
Este tipo de herida de la infancia se caracteriza especialmente por haber recibido, como su nombre indica, humillaciones, burlas, críticas por parte de sus figuras de apego principales. Este menosprecio desembocará en una baja autoestima. La persona se creerá todo aquello que dijeron de ella y le costará ver todo lo bueno que hay en ella.
Herida de injusticia
Experimentar durante la infancia situaciones de injusticia con las figuras de apego puede llevar a que aparezca este tipo de herida de la infancia. Esto puede darse en situaciones de imposición de la autoridad, de la exigencia o ante grandes esfuerzos que no se ven valorados ni reconocidos nunca. En consecuencia, puede haber una sensación de incapacidad crónica y una gran dificultad para contar con la ayuda de los demás.
Herida de rechazo
Si durante tu infancia en alguno de tus entornos, principalmente en la familia y escuela, no te sentiste integrada o aceptada es posible que desarrollaras una herida de rechazo. Esto ha podido generar una dependencia de validación, de que el resto de las personas te acepten y un sentimiento constante de que no eres suficiente.
Herida de traición
Cuando en nuestra infancia nos hemos sentido traicionadas y engañadas nos puede afectar en la adultez y en la confianza hacia futuras personas cercanas en nuestra vida. Nos costará dejarnos llevar, estaremos a la defensiva y tendremos un gran miedo a que nos vuelvan a traicionar.
Manifestaciones de las Heridas de la Infancia en la Edad Adulta
1.- Baja Autoestima: Las heridas de la infancia pueden socavar la confianza en una misma y llevar a una baja autoestima
2.- Relaciones Inestables: Las heridas pueden influir en la elección de parejas y patrones de relación poco saludables
3.- Ansiedad y Depresión: Las heridas no resueltas pueden contribuir a la ansiedad, la depresión y otros trastornos emocionales.
4.- Comportamientos Autodestructivos: Las personas a menudo recurren a conductas autodestructivas como el abuso de sustancias o la autolesión, como una forma de lidiar con el dolor emocional.
5.- Dificultad para Establecer Límites: Las heridas pueden hacer que las personas tengan dificultades para establecer límites saludables en sus relaciones
Cómo Sanar las Heridas de la Infancia
1.- Reconocimiento y Aceptación: El primer paso para sanar es reconocer y aceptar que tienes heridas de la infancia. Aceptar que el dolor es real es fundamental para el proceso de curación.
2.- Buscar Ayuda Profesional: Considera la posibilidad de buscar la ayuda de un terapeuta o de un consejero especializado. La terapia puede proporcionar un espacio seguro para explorar y sanar estas heridas.
3.- Practicar la Autocompasión: Trátate con compasión y amor propio. Cultiva la autoaceptación y el perdón hacia ti misma por lo que experimentaste
4.- Aprende Habilidades de Afrontamiento: Desarrolla habilidades de afrontamiento saludables para manejar el estrés y las emociones. La meditación, la respiración profunda y el ejercicio pueden ser eficaces.
5.- Construir Relaciones saludables: establece relaciones de apoyo con amigos y familiares que te brinden el amor y la comprensión que puedas necesitar.
6.- Perdonar a los Responsables: El perdón no significa olvidar o justificar el abuso, pero puede liberarte de la carga emocional del resentimiento.
7.- Explorar tus Emociones: Dedica tiempo a explotar tus emociones y pensamientos. Llevar un diario o hablar con una amiga de confianza puede ayudarte a procesar el dolor.
Sanar las heridas de la infancia es un proceso profundo y valiente que puede llevarte hacia una vida más plena y saludable. No estás sola en este viaje, y hay recursos y profesionales disponibles para ayudarte.
Al reconocer, aceptar y abordar tus heridas, estás dando un paso crucial hacia la construcción de un futuro más saludable y satisfactorio. Recuerda que sanar lleva tiempo, pero el resultado vale la pena
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